domingo, 31 de mayo de 2020

Juan Pablo II y la caida del comunismo.

Que decir de Karol Józef Wojtyła que no se haya dicho aun? Que falta por decir de esta figura emblemática, carismática y cercana a la gente?

Sin duda alguna Juan Pablo II fue un ser humano incomparable. Un hombre que busco unir a los distintos credos en busca de la paz. La paz verdadera, la de los valientes. Esa que busco Yitzhak Rabin y que a la larga le costaría la vida. El Papa Amigo debe colocarse en el mismo sitial junto a Rabin, Mandela, Luther King, DeKlerk y Walesa.

Hoy precisamente quiero resaltar su trabajo junto al líder de Solidarność, Lech Walesa. El Santo Padre realizo a partir de 1979 una serie de viajes a su natal Polonia. En ese momento parte del Bloque de Europa del Este. La labor de evangelización que comenzó en ese momento influyo decisivamente en la caída del comunismo. No solo en su amada nación, si no que también en buena medida para el resto de los países satélites de la entonces Unión Soviética.

Walesa no pudo ver al Papa en ese primer viaje porque las autoridades se lo impidieron, sin embargo recuerda con emoción que el 2 de junio de 1979 más de un millón de personas escucharon a Juan Pablo II en Varsovia y clamaron "¡Queremos a Dios, queremos a Dios!"

Luego de decirles que los abrazaba "con el pensamiento y el corazón", el Pontífice dijo: "y grito, yo, hijo de tierra polaca y yo, Juan Pablo II Papa, grito desde lo profundo de este milenio, grito en la vigilia de Pentecostés: ¡que descienda tu Espíritu! ¡Y renueve la faz de la tierra, de esta tierra!"

Walesa precisa entonces que el Papa no incitó a la lucha armada sino a la lucha de la fe, "inmensa potencia de Dios". "Ante el poder comunista estábamos como inmovilizados y aturdidos: en nuestros corazones una gran alegría había desplazado a la incertidumbre y al miedo, nos veíamos a los ojos unos a otros colmados por una esperanza nueva hacia el futuro, mirando a nuestro alrededor que evidentemente no éramos pocos y que se podía creer".

A partir de ese día "fuimos testimonio y protagonistas juntos de la fuerza inquebrantable de la fe: pese a cincuenta años de comunismo en Polonia, un pueblo entero participaba en los encuentros del Papa, un pueblo entero comenzó a rezar y esperar".

Esta actitud de la gente no le agradó a las autoridades que veían que su adoctrinamiento comunista no desterró la fe, recuerda Walesa y precisa además que sin el Papa nunca hubiera sido posible la experiencia del movimiento Solidaridad que lideró, el proyecto desde donde se marcó de manera pacífica el cambio para el país.  En palabras de Wojciech Jaruzelski, último mandatario en la Polonia comunista, la visita de Juan Pablo II a Polonia en 1979, fue el "detonador" de los cambios.

  Con uno de los pontificados más largos de la historia, son muchos los hechos significativos de Karol con respecto a la política mundial. Y esas reuniones junto al líder de Solidaridad forman parte esencial de esta lucha eterna del bien contra el mal.

En un viaje a Europa en 2009 pude visitar en la Basílica de San Pedro la para entonces tumba de Wojtyla. La impresión que me causo ver el fervor de una monja arrodillada a los pies del Santo Padre, llorando y orando frente a el quedaron marcadas en mi mente. Sin duda alguna, Juan Pablo Segundo un Santo de nuestros tiempos. Un santo de carne y hueso.

A cien años de su nacimiento escribo estas lineas.


*En la foto (no estaba permitido tomarlas) la tumba del Santo Padre en ese momento, año 2009



*Juan Pablo II


*Lech Walesa durante su alocución ante la Asamblea Nacional de Venezuela











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