Los artistas y musicos no deben ni pueden ser indiferentes.
Es un tema delicado. Muchos
optan por “no meterse en política” y así evitar posibles sanciones y poder optar
a obtener un contrato con el gobierno para alguno de sus actos proselitistas. Para
algunos puede parecer válido. Para mí, permanecer “neutral” ante tanta barbarie
no sería más que un acto de complicidad por decir lo menos. Lo cierto es que a
lo largo de estos 17 años han habido muchos cómplices, saltos de talanquera,
idas y vueltas y silencios incómodos. Gente que, como dice el dicho, se vende
por cuatro bolos y deja la dignidad (si es que alguna vez la tuvieron) de un
lado. Hoy, pienso no vale la pena mencionar a ninguno de esos personajes. Creo
que la mayoría de la gente sabe quiénes son. Total, a lo largo de sus carreras
han demostrado que se arriman a quien, según ellos, está montado.
Hoy hablaré de los
valientes, de los dignos, de los que desde su nicho alzan la voz. Unos
con su música,
otros con sus acciones. Gente como Hana Kobayashi que defiende los
derechos de
la comunidad LGTB y los derechos de los animales, con quien he tenido la
oportunidad de conversar a profundidad tanto en entrevistas como en
privado. Un
día de septiembre del año pasado se me ocurrió organizar una charla,
buscar amigos músicos e invitarlos a dar su postura sobre la censura (y
autocensura)
en el medio musical. Después de
mucho
buscar (busqué bastante, algunas alcaldías preferían evitar el tema)
conseguí
apoyo en los amigos de Librería Lugar Común, espacio idóneo y ya
habitual de
charlas y tertulias de todo tipo (este año fui invitado por la Fundación
Nuevas
Bandas y Félix Allueva para tratar un tema muy interesante sobre el
futuro de
la música). Finalmente, el día 21 de noviembre llevé a cabo la charla
"La Música
como Expresión en Tiempos de Crisis". Me acompañaron buenos amigos,
luchadores, todos vinculados de una u otra manera a la música, la
defensa de los DDHH y los
medios de comunicación. Fue una charla amena, pedagógica y sobre todo,
terapéutica.
Al final todos pudimos drenar, dar nuestro punto de vista e intercambiar
ideas.
Los ponentes esa tarde noche, aparte de mi persona, fueron Rafael
Uzcátegui,
coordinador nacional de la ONG defensora de los DDHH Provea, conductor
del
programa de radio Humano Derecho y director del periódico El Libertario.
Rafa
fue (aún lo es creo yo) ponqueto en su juventud, así que el tema
de la música le
viene bien. Otro de los invitados fue Melanio Escobar, periodista,
coproductor
y locutor de Humano Derecho y ancla en Vivo Play TV. Luego Fulvio
Guarino,
guitarrista de la agrupación Zombies No, banda que, como dice él mismo,
canta en
pro de la concientización social, el pensamiento, y la divulgación de la
libre expresión, seguido de Vincenzo Vituli, bajista de la
banda Melancólicos Anónimos, grupo que siempre ha dado de qué hablar
entre melómanos
y público en general, ya que en radio su difusión ha sido prácticamente
nula
debido a sus letras críticas y directas contra el régimen actual.
Finalmente, y
para cerrar, habló el buen amigo Francisco Jugo, tal vez el más
polifacético de
los invitados: Profesor, odontólogo y músico. Actualmente, miembro del
grupo
Coyote. Al final la gente disfrutó y se fue contenta. Creo que los
amigos de
Lugar Común también la pasaron bien. Todo aporte, por más pequeño que
sea, es
positivo.
Sigo teniendo en la
cabeza la idea de organizar algo parecido a lo que hizo Rafa (Uzcátegui) junto
a Amnistía Internacional y Provea unos días después de la charla, un concierto
con muchos grupos musicales todos unidos por una causa común, el país.
Los dejo por hoy, pero
no quiero terminar sin antes mencionar a algunos de los músicos y grupos que
siempre han sido voz crítica. Y no solamente desde hace 17 años, sino desde
siempre.
Sentimiento Muerto,
Desorden Público, Los Mentas, Melancólicos Anónimos, Zombies No, Atkinson,
Yordano, Luz Verde. Y unos cuántos más. ¡A ellos, gracias!
Ignacio
PD Gracias a Batita Gonzalez del Nuevo País y a Alejandro Adrian de Cresta Metalica por la difusión y por no callar
PD Gracias a Batita Gonzalez del Nuevo País y a Alejandro Adrian de Cresta Metalica por la difusión y por no callar
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